7 abr 2010

¿Me ayudas?

Este temporal a destiempo,
estas rejas en las niñas de mis ojos...

Alejandra Pizarnik

No sé cómo quererte ni cómo no pensarte... Temo que desaparezcas con mi solo deseo.
No me importa la gente, te equivocas; me importa no equivocarme al ser todo lo que quieres que sea.
Tal vez eres tú quien teme a la miopía de otros. Por mi, te llevo a casa o al trabajo en medio de miradas insolentes.
Hay tantos mundos tuyos que no puedo ni debo conocer, que te reclaman y te alejan como estrellitas que no acierto a ver en el cielo.
A veces creo que ensayas números de magia, para no contarme que existe alguien que pueda amarte sin citas clandestinas.
Te empeñaste en que dijera “me gustas”, quizá ganaste una apuesta, quizá lo tenías jurado a alguien. Yo solo dije la verdad: era una tarde de primavera de hace tres años cuando los sueños y sentimientos a medias se volcaron sobre mí. Y empecé a quererte sin límites.
Me asustan las mentirillas que a veces se deslizan por la mesa cuando conversamos, porque ellas pueden devorarse como polillas todo lo que quiero construir contigo.
No sé cómo quererte ni cómo no pensarte... ¿me ayudas?

6 abr 2010

El encanto del disparate

No resistí al encanto del disparate. Me gustaba creer que era parte de una historia inverosímil, de esas que acostumbraba a contarme, y tuve la intención de maravillarla cuando interrogó con insistencia acerca de mis motivos para verla y quererla, hasta el punto de mentirme a mi mismo por temor a perder su interés, por temor a incumplir el designio de los astros, tal cual ella entreveía.
Entonces, de ahí al desenfreno había un paso, un sueño forzado que acabó por hacerla desaparecer. Todo debió quedar en su exacta dimensión, un gusto, un guiño y no confundirse con otros afectos.

Angel