Yo quería decirte
(ya que tengo las palmas erguidas)
(y la piel con pelusa de conejo)
(la carnada en la boca)
que conocerte fue hermoso
pero el invierno puede conmigo
y mi salud es cada vez más frágil, aunque no parezca, padezca, perezca
...
Hablar de amor es el secreto de los tiempos:
la palabra ensangra cicatrices
que se ensamblan
como abrazos deletreados mal.
(¿o se puede pedir la vuelta al mundo sin pagar un solo peso?)
(¿o se puede llegar y tomar una historia infinita sin tener un costo?)
El amor crece en cualquier parte.
Cuando empieza
el dolor en el brazo se transmite, desde adentro: mi flor
¡no quieras combatirla!
...
(y la garganta que me exige que no grite, que no aleje, entumezca mis vocales recitadas por un yo que desconozco, mi poema: uno más; retaceado por el grito que se quiere hacer oír ¿o se esconde? ¿y qué escondo? ¿qué guardo? ¿qué grito?
en medio de tanta desventura, lo puro:
la mezcla de mentiras llevándonos lejos
al final)
Luego que empieza no para
y los días se vuelven espuma avalancha ola otoñal
y te miro desde adentro de la bola en la que caímos
rodamos
de verdad, más en serio que nunca...
Virginia Janza.